Reflexiones sobre el desempleo o de cuando me quedé sin chamba
Hablar del desempleo es hablar de pérdida, duelo e identidad, pero también de adaptación, resiliencia y nuevos aprendizajes. Este texto es un testimonio honesto sobre lo que significa quedarse sin trabajo y encontrar sentido mientras todo se desordena.
Cuando me dedicaba a la investigación literaria, escribí un ensayo en donde analizaba en una novela la idea de la posesión por pérdida. Eso me hizo adentrarme profundamente en la idea de “testigo absoluto” un concepto propuesto por Giorgo Agamben en su libro Lo que queda de Auschwitz que habla precisamente de las víctimas de la tercera guerra mundial.
Hay una frase de Juan Villoro que incorporé en ese ensayo que dice “¿Qué espacio puede tener la palabra llegada desde fuera para narrar el horror que sólo se conoce desde dentro?”. Las reflexiones a las que me llevó esa investigación siempre han estado presentes en todos los momentos en los que me he enfrentado a una pérdida significativa.
Hace 10 meses perdí mi trabajo en Globant y todo se fue a la mierda.
Sí, ¡todo! Así lo digo desde mi testimonio.
Emil Cioran decía que no hay sufrimiento más grande que otro, el sufrimiento es individual y único.
Me considero una persona muy sensible ante todo lo que me ocurre, sea bueno o malo. No he vivido algo tan terrible como una guerra, pero he vivido el horror de la incertidumbre que trae el desempleo, de que mi vida se desmorona y de sentir que no voy a ningún lado.
El desempleo me llevó hasta ese punto y ahora, después de esos 10 meses ya me siento recuperada y quise venir a contarles.
¿Con qué palabra decirlo?
La primera cosa que me causó conflicto fue nombrar el hecho. Por mucho tiempo pensé que solo a mí me pasaba, hasta que hace unos días hablé con una amiga que acababa de vivir lo mismo y coincidimos. ¿Con qué palabra nombrarlo? ¿Recorte, despido, pérdida de trabajo, no estoy trabajando, estoy desempleada, estoy buscando trabajo, estoy en la búsqueda, me desvincularon, terminamos la relación laboral? ¿Lay off?
Posicionarse ante el mundo sin un sustantivo, adjetivo, estado que te defina en el terreno laboral es confuso, o al menos para mí lo fue. Mientras yo intentaba mantener la calma, tenía que convertirme en una buscadora de tiempo completo, en una crack de las entrevistas (porque una es la que tiene que ser buena, no los reclutadores, ni las personas que te están entrevistando).
Al mismo tiempo que eso ocurría, el mundo seguía girando y yo me sentía atrapada. A la gente que nos rodea se le olvida que no tienes dinero y te invitan a cosas a las que no puedes asistir porque hay que cuidar la lana, porque no se tienen las ganas o porque una se siente en desventaja total.
En ese mismo tiempo y espacio a la gente también se le olvida que estás pasando un mal momento o un terrible momento que solo tú sabes cómo lo llevas en el día a día; se les olvida acompañarte y preguntar si necesitas algo, a veces una solo necesita desahogarse o reír un rato para romper con la nueva rutina de vivir en la preocupación constante.
Buscar empleo, un doble desgaste
Estar en la búsqueda es un doble desgaste: se hace la acción de buscar y a veces en cada encuentro se siente una reafirmación constante de que “no somos lo suficiente”.
Hay empresas que tienen un proceso y acompañamiento lleno de empatía y profesionalismo, pero la mayoría tienen procesos absurdos, las pruebas técnicas son confusas y con casos a los que se les tendría que invertir todo un Q y te dan 3 días para resolverlo. También hay procesos con personas que solo quieren aprovechar su posición para querer hacerte sentir menos porque no sabes cosas en las que no has tenido experiencia. En mi caso fue curioso toparme con gente que parecía que le molestaba mucho el hecho de que yo diera cursos, como defendiéndose de mí desde el primer contacto.
Estuve 6 meses desempleada, sé que hay personas que les ha tomado más tiempo, pero para mí fue una eternidad. Se fueron a la mierda mis ganas de seguir en esta disciplina, mis ganas de hacer actividades que me hicieran sentir bien, mis ganas de tener ilusiones de cosas que antes soñaba hacer y que en ese momento no veía por dónde ni en qué momento.
Estar sin empleo activó algunas cosas lindas, encuentros con amigos que también tenían algo que contarme sobre cómo estaban viviendo el estado actual del UX en sus empresas, que tenían ganas ya de escapar de esa profesión porque se había vuelto monótona, personas que abandonaron sueños o se abandonaron por estar inmersos en un mundo que económicamente nos ha hecho mucho bien, y con el que hemos conseguido una calidad de vida que con nuestros anteriores sueldos de maestros, periodistas, editores, escritores, nunca hubiéramos podido alcanzar, hablo solo de nosotros los Content, los Writers.
Estar sin empleo es una realidad alterna que nadie que no ha pasado por esto logra entender hasta que le sucede.
No hay palabra externa que pueda describir el horror que vivimos por dentro.
Sí, es un horror.
Hablar del desempleo
Durante varios meses pensé en escribir algo sobre esto, pero no sabía qué era lo que realmente quería contar.
Hace unos días fui a desayunar con una amiga que había vivido lo mismo que yo, y además, de la misma forma, porque fue despedida de la misma empresa.
Desde la forma en cómo te corren se vive el duelo. En mi caso fue la forma más grotesca. Desprenderte así de un lugar que por más de un año fue tu lugar de trabajo, tu día a día, el lugar en donde te relacionabas, perder de golpe algo provoca un sentimiento angustiante.
Empiezas a poseer un cúmulo de sentimientos por una pérdida inesperada.
¿Cómo hablar del desempleo y de lo que genera si no es desde todo lo que ocurre? y ocurre mientras a ti te pasa la vida preocupándote cada día sobre qué va a pasar mañana, primero es el trabajo, después es el dinero, después es toda tu vida si es que solo dependes económicamente de ti y peor si tienes dependientes.
Hablar desde el testimonio, eso es lo único que me trae a contarles esto, porque ahora me siento mejor, porque ya puedo decirlo desde otra realidad desde la que tal vez esté perdiendo ciertos detalles del pasado, porque ya estoy en otro espacio y tiempo.
Hubo personas que me estuvieron acompañando de varias maneras, algunos en pedacitos, otros en lapsos prolongados, otros todos los días, otros no supieron qué hacer y se fueron, a todas y todos les doy las gracias desde aquí sin menciones, porque ustedes saben quiénes son.
Adaptación al cambio
Creo que el desempleo es de esas cosas en la vida que te hacen empezar desde cero y eso nos hace tener una gran ventaja sobre el aprender a adaptarse a algo nuevo (debería ser un skill más en nuestro CV).
En ese camino reflexioné mucho sobre la adaptación al cambio. Cuando encontré trabajo mi intranquilidad no paró, porque tuve que adaptarme a un nuevo estilo de vida que los horarios, la modalidad híbrida y el nuevo salario me permitían. Entonces fue una lucha nueva, dura, y a veces dolorosa.
En todo ese remolino me encontré con un curso sobre adaptación al cambio de Daphne L. y ha sido lo que finalmente me ayudó a ser resiliente y encontrar mi nueva dirección. Conocí cómo es la naturaleza del cambio y aprendí a aceptar ese nuevo proceso.
Escribo esto también para acompañar a la distancia las emociones de todas y todos los que están en ese momento llamado en Linkedin “Open to work”.
Y sí, lo sé, tal vez estés pensando que no deberíamos vivir para trabajar, pero no podemos dejar a un lado la importancia que tiene todo lo que desarrollamos en nuestra vida alrededor de nuestro trabajo, al final de cuentas sostiene una columna importante de nuestras vidas. En mi caso me encanta lo que hago y lo que me ha permitido hacer en mi vida con él, y es un motor importante para mí, como sé que también le pasa a otras personas.
Nuevos aprendizajes = posesión por pérdida
Emile Cioran también dice que la razón del sufrimiento no radica en él mismo sino que radica en un bien. A través del dolor nos damos cuenta de que no somos perfectos, que no todos los fines están a nuestro alcance.
Tuve muchos aprendizajes que no mencionaré aquí porque son muy personales, pero algo que les puedo compartir es que aprendí que no hay una fórmula ideal para encontrar trabajo, no basta tu lindo y bien planteado portafolio, todos los cursos que tengas en Linkedin, ni certificaciones, ni experiencia, ni nombres de empresas grandes, ni contactos, ni lo buena o bueno que seas haciendo entrevistas, nada de esto importa porque hay varios factores que no juegan a nuestro favor allá afuera:
Falta de conocimiento de la disciplina y por lo tanto del impacto que tenemos.
Reclutadores mal capacitados y con desconocimiento del rol.
Managers y leads que confunden un puesto de liderazgo como una oportunidad de ser autoritarios y de dirigir desde su propia perspectiva y juicios.
Falta de definición de procesos adecuados para nuestro rol.
Falta de comunicación asertiva en los procesos.
Nuestra disciplina avanza ahora más rápido, tenemos retos muy interesantes, hay nuevas oportunidades para nosotros que las empresas no ven. Nuestro trabajo se está devaluando, los sueldos han bajado, y nos enfrentamos a todo eso sintiendo que somos nosotros los que estamos fallando, cuando allá afuera todo es un desmadre.
Si estás pasando por algo similar te acompaño desde la empatía y deseo que pronto se termine la búsqueda, si nunca lo has vivido y no lo entiendes, acompaña a tus amigos desde donde puedas y como puedas, que eso al final se convierte en una ramita de dónde agarrarse por instantes para no sentir tan dura la caída.
Carolina Zorrilla
Senior Content and Conversational Designer
Content Designer desde hace 7 años, amante de las palabras, la música, los animales y la montaña.
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